El romanticismo en la poesía de Federico
García Lorca.
La predominancia de los
sentimientos, por encima de cualquier explicación racional de las figuras y
construcciones poéticas, es un rasgo característico del romanticismo, el cual
está presente en la obra de Lorca. El talentoso granadino explota los recursos
románticos hasta llegar a los límites del inconsciente, es decir, hasta llegar
al surrealismo, el cual se evidencia en todo su esplendor en su libro Poeta en
Nueva York (1940), mientras que en
Romancero gitano(1928), la técnica que predomina es la unión entre la
narrativa y la expresión lírica, dando, en ocasiones, mayor importancia a la evocación
de sentimientos y sensaciones, que a la historia que se pretende narrar; uno de
los más claros ejemplos de ellos es el poema “Romance sonámbulo” . Para
constatar este rasgo de su poética, el propio autor expone en un ensayo
titulado Consejos al poeta, sus ideas
sobre la poesía: “No expliques absolutamente nada ni te ruborices nunca de tu
idéntico temblor ante la mariposa y el hipopótamo.” (Obras completas. III. p.
269) Los
poemas son, para Lorca, una extensión de sí mismo, son “carne mía, alegría mía
y sentimiento mío." (p. 139)
Romance sonámbulo (Fragmentos):
Verde que te
quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
(…)
Compadre,
quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
(…)
Sobre el
rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
Fuentes.
García Lorca,
Federico. (2006). Obras completas. III.
Barcelona: Instituto Cervantes.
García Lorca. Federico. (2008). Romancero
Gitano. Madrid: Austral
No hay comentarios:
Publicar un comentario