"Tengo la intuición, pues, que detrás de los conductores de vehículos motorizados que colapsan la cuidad, intentando trasladarse sin más pasajeros a bordo, existe el mismo principio subyacente que en el de los ciclistas furiosos que se movilizan sin respetar nada ni a nadie; con una salvedad: que los pedaleros del cambio viajan raudos, esquivando autos y transeúntes, felices de creer que le ganaron la partida a los vehículos motorizados, al tiempo y a la ciudad." Jaime Salas.

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